Para ustedes con cariño:
Pasamos situaciones inspiradoras e inolvidables en un hogar sustituto. El tiempo, como un buen padre ha sido sabio y paciente al ayudarnos a construir ese hogar, haciendo de cada día un valioso ladrillo, los cuales se integran para formar las bases, las paredes y las columnas. Este hermoso hogar crece con el tiempo, nosotros lo solemos llamar amistad, y para mi, la amistad como tal puede ser como un vino, que mientras mas longevo resulta, más bueno y mas único es; de igual manera, si esa amistad se vuelve mejor, quiere decir que la casa que el tiempo nos ha legado deja de ser una casa, y pasa a ser una mansión o quien sabe, hasta resulte algo mejor. Pero, el mundo no es perfecto, la justicia no existe y el amor cada vez es diferente; aquí las cosas tardan tanto en hacerse y formarse, que en un click todo acaba sin techo y sin columnas.
La casa se siente sola al igual que el corazón, esa es la razón para sincerarse, porque vale más una amistad que una simple compañía... Siento que he perdido amistades que valoro, aún sin tenerlas, la inercia te hace pensar lo contrario, es curioso.
He sabido que si las estrellas perdonan al mar, el mismo mar estaría tan feliz que una vez más las cuidaría una a una en el reflejo de su corazón, y allí todos juntos de nuevo estarán en el mismo hogar. Extraño tanto ciertos hogares, que aún creo vivir en ellos, por eso es que no se han quebrantado, porque incondicionalmente uso el amor que me nace para sostener cada pared y cada ladrillo que aún quedan en pie. Esas amistades serán inquebrantables mientras mis latidos duren.
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